Sentado detrás de un antiguo escritorio de madera inundado de soldaditos de plomo, tazas de té de porcelana y un viejo fonógrafo, Raúl Tovar Mendoza apenas me miró cuando entré en El Anticuario, una de las tiendas de antigüedades más antiguas de Arequipa.
Dentro de este laberinto de artefactos, donde hasta el aire parece frágil y antiguo, descansan antigüedades que datan de cientos de años. Libros, pinturas, esculturas y espadas compiten por la atención entre armaduras, maquetas de barcos y candelabros. Es difícil saber dónde mirar. Hay relojes y retablos religiosos en las paredes; viejos radios sentados en mesas con pies de rollo francés; una estatua del Arcángel Miguel con su espada levantada, lista para golpear una vieja caja registradora de madera de la década de 1940.
Raúl Tovar se sentó allí en medio de su colección, perdido en la concentración mientras volvía a colocar una rueda en un modelo de coche rojo. Ahora, a mediados de los 60, comenzó a aprender el comercio de antigüedades a los 18 años. Hoy en día, su colección contiene más de 5.000 piezas, la mayoría alojadas en El Anticuario (facebook.com/elanticuarioaqp), la tienda que dirige en Ugarte 213, a sólo dos cuadras de la Plaza de Armas de Arequipa. La tienda es fácil de localizar: letras grandes que deletrean ANTIGUO sobre la puerta del clásico edificio de sillar, y una armadura que hace guardia en la calle.
Dejando al dueño a su trabajo, subí por una estrecha escalera de caracol hasta el segundo piso. Aquí, debajo de la bóveda, o arco de piedra, el techo tenía más antigüedades, incluyendo zócalos de mármol, una vieja cámara plegable, maquetas de barcos y una fila de alabarderos.
En cuanto al precio, la mayoría de los artículos de El Anticuario son prohibitivamente caros, y supongo que la mayoría de los turistas no comprarán una estatua de María de cuatro pies o un mosquete mientras viajan por Perú. Pero El Anticuario, como otras tiendas de antigüedades en el centro histórico de Arequipa (hay algunas), bien vale la pena echar un vistazo. Si eres un aficionado a la historia, es fácil pasar una hora hurgando en la ecléctica colección expuesta – y quién sabe, puede que encuentres una ganga…