La Hydrochoerus hydrochaeris, conocida comúnmente como capibara, chigüiro, ronsoco o carpincho, es el roedor más grande del mundo y habita en diversas regiones de América del Sur, incluyendo Perú. Este animal carismático, de aspecto robusto y comportamiento tranquilo, es un ícono de los ecosistemas acuáticos y un símbolo de la biodiversidad de la región. Aunque no es tan conocido como otras especies emblemáticas de la fauna peruana, como el cóndor o el jaguar, el capibara tiene un rol fundamental en los ecosistemas donde vive.

¿Qué es un Capibara?

El capibara es un roedor semiacuático que puede llegar a medir hasta 1.3 metros de largo y pesar entre 35 y 70 kilogramos. Su pelaje es marrón, áspero y corto, lo que lo protege del agua y las temperaturas variables de su hábitat. Estos animales son herbívoros y se alimentan principalmente de hierbas, plantas acuáticas y corteza de árboles.

El capibara es un animal social, que vive en grupos de 10 a 20 individuos, aunque en épocas de abundancia de recursos pueden formar manadas más grandes. Su naturaleza tranquila y su hábito de compartir espacios con otras especies los hacen fascinantes tanto para biólogos como para turistas.

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El Capibara en Perú

En Perú, los capibaras se encuentran principalmente en los humedales de la Amazonía, como en los alrededores del río Amazonas y sus afluentes. También pueden habitar las zonas bajas del este del país, donde los cuerpos de agua dulce son abundantes. Los ronsocos, como se les llama localmente, son animales comunes en su ecosistema, pero rara vez se les ve cerca de asentamientos humanos.

Estos roedores tienen un papel crucial en los ecosistemas que habitan. Como herbívoros, ayudan a controlar la vegetación y contribuyen al equilibrio ecológico. Además, sus hábitos acuáticos benefician la biodiversidad al generar espacios abiertos que favorecen la proliferación de otras especies.

¿Atractivo Turístico o Animal Común?

Aunque el capibara no es un atractivo turístico principal en Perú, su avistamiento es un bono especial para quienes visitan los ecosistemas amazónicos. Los turistas que exploran la región amazónica en excursiones o tours guiados tienen una buena oportunidad de verlos en su hábitat natural, especialmente al amanecer o al atardecer, cuando suelen estar más activos cerca del agua.

La Reserva Nacional Pacaya Samiria y el Parque Nacional del Manu son dos lugares destacados donde los visitantes pueden observar capibaras en su entorno natural. Estas áreas protegidas, además de ofrecer la posibilidad de avistar ronsocos, son hogar de una increíble variedad de fauna como caimanes, delfines rosados y aves exóticas, lo que las convierte en destinos imperdibles para los amantes de la naturaleza.

El Simbolismo del Capibara

Aunque en Perú el capibara no tiene un simbolismo cultural tan fuerte como en otros países sudamericanos, donde puede aparecer en leyendas o tradiciones, sí representa un recordatorio de la rica biodiversidad del país. Su presencia en los ecosistemas amazónicos refuerza la importancia de la conservación de los humedales y los bosques tropicales.

En la cultura popular, la figura del capibara se ha ganado un lugar especial como un animal simpático y relajado. Esto ha llevado a que surjan productos inspirados en este roedor, como el capibara de peluche, que es especialmente popular entre niños y amantes de los animales. Estos peluches no solo son adorables, sino que también fomentan el interés por conocer más sobre esta especie única y su hábitat.

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Cómo Proteger a los Capibaras

Si bien los capibaras no están actualmente en peligro de extinción, enfrentan amenazas como la pérdida de hábitat debido a la deforestación y el cambio climático. Las áreas protegidas de Perú desempeñan un papel clave en la conservación de estos animales y su entorno. Además, los esfuerzos educativos para sensibilizar a las comunidades locales y a los turistas sobre la importancia de preservar la fauna amazónica son esenciales.


Como ves, el capibara, o ronsoco, es una especie fascinante que, aunque común en los humedales peruanos, destaca por su papel en los ecosistemas y su carácter apacible. Si bien no es un atractivo turístico tan renombrado, avistar un capibara en la Amazonía es una experiencia inolvidable que conecta a los visitantes con la riqueza natural del Perú.